viernes, 11 de marzo de 2011

Mi 11 de marzo de 2003

Recuerdo perfectamente qué estaba haciendo tal día como hoy de hace 7 años. Eran las 10:30 de la mañana y yo estaba en el instituto (1º de la ESO). Tenía Ciencas Sociales, pero me encontraba mal así que en el recreo había ido a Secretaría para que llamaran a mi casa y me dieran el papelito para poder irme. Subí a por la mochila y me fui a casa. Cuando llegué allí, mi padre estaba en el sofá viendo la tele. Estaba de baja porque le habían operado de un tumor en el pulmón mes y medio antes. Lo que me sorprendió fue que la televisión estuviera encendida, ya que a mi padre no le gusta nada ese aparato. Cuando le saludé vi que estaba con los ojos humedecidos. "¿Qué pasa aquí?Mi padre no llora nunca...

Entonces, por primera vez, miré la televisión. Vagones de tren destrozado, ambulancias, cuerpos esparcidos por las vías. "¿Qué ha pasado?", pregunté. Y la respuesta de mi padre fue contundente: "Un atentado terrorista, en Atocha". Atocha, Atocha...Ese nombre me decía algo. Yo por aquel entonces no había estado en Madrid, pero el sitio me era familiar. Y entonces caí en la cuenta. Mi tío trabajaba ahí, como técnico informático en la estación. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Y si...? No, no quería ni pensarlo.

Media hora después, llegó mi madre del trabajo. Nos encontró a mi padre y a mí viendo La 1, el boletín especial en directo. Poco a poco se iban sabiendo datos, los primeros nombres... Estábamos sentados mirando fijamente la pantalla, con el corazón en un puño. Al llegar, mi madre nos preguntó qué pasaba y se lo explicamos como pudimos. Inmediatamente llamó a mi tía y preguntó por mi tío. Estaba bien, afortunadamente esa semana y la siguiente las tenía de vacaciones. Por fin pudimos respirar tranquilos, calmarnos por primera vez.

Yo tuve la suerte de no perder a nadie conocido, pero fueron muchos los que perdieron a sus seres queridos, familia, amigos... hoy es un día de recordar, de dar las gracias por lo que tenemos, por la suerte de estar vivos. Pero también de pensar en lo malo, en que nadie está a salvo, que cualquiera puede correr esa mala suerte, que nosotros podríamos haber estado entre esas 192 vidas que fueron cortadas aquel fatídico día.


Por todo eso y por mucho más, NO DEBEMOS OLVIDAR.

11/3/2011